
La interiorista Lucía Iceta ha transformado esta vivienda madrileña componiendo unos espacios llenos de delicadeza y sensibilidad. El aspecto de esta casa unifamiliar del año 90 en una zona residencial madrileña no era ni por asomo lo que querían los nuevos dueños. Querían una vivienda muy diáfana, con mucha luz, colores claros y pocas cosas. Se tiraron tabiques y se agrandaron ventanas para dejar paso a la luz, se conectaron ambientes con puertas acristaladas de hierro y cristal. La madera de roble natural, el hierro y el blanco proporcionan armonía a unas estancias amplias, ordenadas y luminosas. El resultado de esta reforma integral es un escenario perfecto, armónico y luminoso.



